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Desarrollo fonológico

I. PERIODO DE  LA PERCEPCION Y LAS VOCALIZACIONES PRELINGUISTICAS

 

También conocido como periodo prefonémico,  se extendería a lo largo del primer año de vida.

En esta etapa el niño comienza a desarrollar sus sentidos y habilidades motrices, y a desplegar su habilidad de imitación. 

Desde el nacimiento, e incluso antes, el bebé es  sensible a la comunicación verbal del entorno. Reacciona a la voz humana y es especialmente sensible a los contornos acentuales y a la entonación de las palabras.  Desde muy temprano, puede discriminar acústicamente los sonidos del habla y a partir de los 2-4 meses puede realizar discriminaciones finas entre sonidos en sílabas, como se ha demostrado en los estudios de la tasa de chupeteo.

Asimismo, en la producción los niños interactúan acompañando de sonidos, sus gestos y miradas, y los padres los imitan y exageran la prosodia y la redundancia en el lenguaje que utilizan al interactuar con ellos (Babyalk). Esta práctica sentará las bases para generar los primeros esquemas motores del habla. El bebé pasará entonces de producir sílabas arcaicas, al balbuceo canónico, formado por una cadena de sílabas idénticas, para posteriormente dar lugar a una diversificación ya sea en la consonante o la vocal y pasar al balbuceo mixto donde se identifican elementos significativos y sílabas no reconocibles, llegando finalmente a la producción de la primera palabra que dará comienzo a la siguiente etapa del desarrollo fonológico propiamente dicho.

 

 

II. FONOLOGIA DE LAS PRIMERAS 50 PALABRAS

Aproximadamente al cumplir el primer año de vida el niño cuenta con una maduración sensorio –motriz y cognitiva que le permite fijar etiquetas para comprender y producir significados. Este perÍodo se denomina el de la Fonología de las primeras 50 palabras ya que el niño al concluir el mismo contaría con aproximadamente este número de palabras en su producción, alrededor de los 18 meses. En esta etapa se da un creciente desarrollo del vocabulario receptivo lo que permite adquirir los contrastes fonológicos necesarios para diferenciar significados. El niño emplea formas de palabras monosilábicas y bisilábicas con los fonemas de temprana adquisición: p,m,t (y la posterior k). Adopta formatos (templates) que le permiten comunicarse seleccionando aquellas palabras que se ajustan a dichos formatos y adaptando aquellas que desea comunicar pero que no encajan perfectamente con él.  Por este motivo, se evidencia el uso de formas iguales para distintas palabras (homonimia), y en general las estructuras de estos primeros formatos son CVCV con poca variación fonémica, lo que explica que en esta etapa sea común observar duplicaciones, omisiones de sílaba y asimilaciones totales.

 

III. FONOLOGIA DEL MORFEMA SIMPLE

Una vez que el niño comienza a darse cuenta de que estos formatos son limitados para la comunicación efectiva y para el logro de aquellas formas adultas que intenta reproducir, comenzará a ampliar los mismos coincidiendo con el desarrollo de la esta etapa que es por cierto la más prolongada  y rica. Se extiende entre los 18 meses y los 4 años y es donde se desarrollan los procesos fonológicos de simplificación.

El niño comienza a realizar combinaciones de palabras en sus producciones y hay un gran incremento en el vocabulario. Sin embargo, sus habilidades perceptuales y articulatorias se encuentra en desarrollo, su atención y memoria son aun limitadas, y necesita comunicarse, a la vez que se encuentra en plena evolución de otras habilidades cognitivas.  En consecuencia,  emplea estrategias de simplificación del habla adulta y surgen los procesos fonológicos de simplificación. Dichos procesos pueden impactar la programación de la palabra (reduplicación, omisiones o fusiones de silaba, metátesis o migración y asimilaciones), de la sílaba (los mas frecuentes, omisiones de consonantes finales y  reducciones de grupos consonánticos) y/o los segmentos en sí mismos (sustituciones como la oclusivización, la frontalización o la indiferenciación l-r-d).

IV. ETAPA DE CULMINACION

En esta etapa el niño presenta un habla completamente inteligible pero deberá lidiar con estructuras más complejas de sílabas y palabras (polisílabos), o segmentos con mayores dificultades articulatorias como las líquidas vibrantes. Este periodo se extiende hasta los 6 años y coincide con el desarrollo de la conciencia fonológica y de las habilidades metalingüísticas que sentarán las bases para el aprendizaje de la lectoescritura.

 

Fuentes

Acosta, V.M., León, S. & Ramos, V. (1998). Dificultades del habla infantil: Un enfoque clínico. Investigación, teoría y práctica. Archidona (Málaga): Aljibe.

 

Clemente Estevan, R.A. (1995) Desarrollo del lenguaje. Barcelona: Octaedro.

 

Ingram, D. (1983). Trastornos fonológicos en el niño. Barcelona: Médica y Técnica. (Traducción del original inglés de 1976: Phonological disability in children. Londres: Edward Arnold).

 

Ingram, D. (1992). First Language Acquisition. Method, Description and Explanation. Cambridge University Press.

Narbona, J. y Chevrie Muller, C. (2001). El lenguaje del niño. Desarrollo normal, evaluación y trastornos. Barcelona: Masson.

Serra Raventós, M. & Aguilar Mediavilla, E.M. (2003). A-RE-HA. Análisis del retraso del habla. Barcelona: Edicions Universitat de Barcelona.

Velleman, S. & Vihman, M. (2002). Whole-Word Phonology and Templates: Trap, Bootstrap, or Some of Each? Language, Speech, and Hearing Services in Schools, 33, 9–23.

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